miércoles, 3 de julio de 2013

DAME MÁS TELE: MASTERCHEF, OTRA TELEVISIÓN ES POSIBLE

Juan Manuel se alza con la victoria en la primera edición del que sin duda ha sido el concurso revelación de la temporada


Se apagaron los fogones de la cocina 'MasterChef' y Juan Manuel terminó superando a Eva en la gran final del reality más fresco y sorprendente del panorama televisivo actual. Un formato que arrancó su andadura con timidez, con una escasa promoción y con pocas o nulas expectativas de éxito, ha echado el telón avalado de manera casi unánime por la crítica y aclamado rotundamente por una audiencia, que se ha convertido en legión. No en vano, fueron más de cinco millones los televidentes que se engancharon al epílogo de esta gran aventura culinaria.

Lo que hace de 'MasterChef' un fenómeno digno de mención, estudio y alabanza, es el hecho de que la forjado su éxito peleando episodio a episodio. Ha conseguido la excelencia desdeñando caminos, fórmulas y mimbres que hasta ahora se antojaban casi imprescindibles para ganarse el favor del gran público en el horario de máxima audiencia. Nuestra cadena pública ha reivindicado con este espacio su utilidad, permitiendo el crecimiento progresivo de un programa en el que había una buena idea, que se ha podido desarrollar con naturalidad y sosiego, libre de las habituales ataduras del 'share'. TVE se ha dignificado a si misma huyendo de la predominante tendencia cortoplacista y fagocitadora de programas de la televisión actual.

Esta apuesta arriesgada y valiente ha obtenido resultados incontestables tanto en el fondo como en la forma. Por fin ha quedado demostrado con el triunfo 'MasterChef' que el sosiego puede vencer al desconcierto, la sensatez al barullo, la armonía al histrionismo, la elegancia a la zafiedad. Por fin el paraguas del mal gusto deja de ser imprescindible, por fin el talento, la ilusión y la autenticidad, se alzan frente a la impostura, la trivialidad y el papanatismo. Y todo ello gracias a un grupo de concursantes cuyas miradas cargadas de un delicioso brillo de ilusión y esperanza han traspasado la pantalla, anidando en el corazón de los espectadores, satisfechos de poder identificarse con personas que luchan por un verdadero objetivo en la vida.

Un objetivo que dista mucho de protagonizar encuentros sexuales ocasionales en ángulos ciegos de objetivos indiscretos. Una meta que esta muy lejos de ser la de convertirse en reina por un día en 'La Posada de las Ánimas'. Gracias a ellos y a un jurado profesional, que ha huido de la burla fácil y la sobreactuación que tan bien funcionan por otros lares, 'MasterChef' ha conseguido recuperar un término que creíamos difuminado. Ese término es: entretener. Entretener sin violentar, entretener sin abochornar, entretener sin crispar. Lo que hasta a mi me parecía una quimera, hoy se ha convertido en realidad. Y es que hoy podemos decir sin miedo a que nos tachen de ilusos, que otra televisión es posible.